PUIG CAMPANA  –  CARA SUR

SECTOR CLEPTOMANÍA

 

Nueva vía  DANI   (310 m. 6a+)

 

 

1ª ascens:  Febrero 2.015 por Ovidiu Frăsincar y Manolo Pomares.

 

La nueva propuesta tiene su inicio en el margen dcho. de la Cleptomanía, con bolt visible al comienzo de una línea de fisuras “campaneras”, para empezar con alegría y decisión la ruta.

 

Este primer pasaje, conseguido sólo con friends, es sostenido sobre el 6a+, y  tras unos 25 m., nos lleva a otra línea +amable, por una chimenea (V+) hasta la R1.

 

El L2 sigue por una fisura (cordino visible) y arista hasta localizar la R2 (cordinos), siguiendo después por toda esta aérea arista, con tramos de III. Se puede ir ensamble o sin cuerda (así lo hicimos nosotros) y unos 60 mts. más nos sitúan en el muro final. ¡Atentos aquí! por la dcha. sale la vía El Bola. Sobre un clavo histórico (hierro nuestro), atacar por una fisura con bolt al inicio, único en el largo.

Tramo estupendo para los friends, unos 35 m. de V+. Reunión con 2 bolts.

 

Desde aquí, “atacar” de forma directa hasta bolt visible a unos 5 m., siguiendo con tendencia a la dcha., iniciando una travesía por caliza “5 estrellas” en diagonal también hacia la dcha, con 3 bolts que nos dejan en un arbusto visible desde la reunión. Arriba del éste, continuar por placa de regletas (posible 6a) hasta la R5, con 2 cordinos en p. de roca.

Es uno de los mejores largos que conozco en nuestro querido Puig campana. Unos 55/60 m. de excelente roca y posibilidades de poner friends a nuestro criterio.

 

El último largo sale por la placa de El Bola, unos 35 m, con clavos de referencia, acabando en el pino de la dcha., donde damos por finalizada la nueva ruta.

 

Descenso:

Subir unos 50 m. hasta localizar los puntos rojos que bajan hasta el Carreró (pedrera), senda y aparcamiento.  Total: 40/50 min. desde final de vía hasta el coche.

 

Material recomendado:

Llevar cintas, friends, fisureros y ganas de escalar.

 

 

*  Esta nueva ruta está dedicada al pequeño Dani, reciente miembro de la familia Cerrillo-Povedilla, con lo cual obligamos al padre, y esperamos que algún día

al hijo, a escalarla.